Continuando con la primera parte del post, luego de nuestro almuerzo tuvimos que caminar bastante ya que las distancias son enormes, con lo cual les recomiendo que vayan preparados con un calzado adecuado. Si poseen alguna condición física que les impida caminar grandes distancias, mi sugerencia es que alquilen en la entrada de los Jardines un carrito de golf para poder moverse por dentro.
Una vez llegados al lugar, optamos por entrar primero al Grand Trianon…
En el Gran Trianón fue construido en 1687 por el rey Luis XIV para alejarse del bullicio y de las intrigas de la corte de Versalles. Oficiaba como un lugar de relax y escondite personal del rey. Varios siglos después este lugar fue ocupado por Napoleón. Lo primero que impresiona de su fachada es el atípico color rosa que le otorga el mármol de su decorado externo, asi como su increible reja de oro.
Una vez dentro empezaríamos a deslumbrarnos con los interiores y mobiliario de este conjunto de edificios y sus obras de arte y arquitectura.
Hay que tener en cuenta que todo el mobiliario que alli se encuentra es un su mayoría de la época Napoleónica, ya que como podrán imaginar nada quedó de la época de los Luises luego de la Revolución Francesa.
Los salones
Y hasta un billar…
Las paletas de colores en la decoración sin lugar a dudas lo más llamativo.
Y claro, el salón de baile…
Luego de allí emprendimos la marcha hacia el Petit Trianon, donde fue la residencia particular y retiro de Maria Antonieta. En verdad, la misma fue construida por Luis XV entre 1763 y 1768 a pedido de su amante Madame de Pompadour, quien no pudo verlo de finalizado a causa de su fallecimiento. Seguidamente fue ocupado por Madame du Barry, la siguiente favorita del rey. Más adelante Luis XVI regaló el Pequeño Trianón finalizado a su esposa María Antonieta.
Las escaleras del Petit Trianon fueron una de las pocas cosas que quedaron con el símbolo e iniciales de reina decapitada.
También se puede acceder allí a una recreación de la cocina de este pequeño Palacio.
Obviamente habia otro billar, ya que aparentemente eran muy aficionados a este juego en la corte francesa, y todo decorado con imágenes de la famosa y excéntrica reina.
Y una pequeña sala de música y bordados.
Y finalmente la recámara de la reina.
Saliendo del Pequeño Trianon percibimos que ya eran como las 15hs y que si no emprendíamos el regreso hacia el Palacio principal no llegaríamos a verlo a tiempo, asique nos salteamos parte del recorrido por el Teatro y la Aldea de Maria Antonieta en donde ella solía jugar a ser una granjera. Definitivamente vamos a volver a realizar esta visita para poder recorrerlos ya que son toda una atracción aparte.
Ya de vuelta en el Palacio nos sorprendimos más que nunca con la decoración y las pinturas. La crónica de esta visita la continuaré en la siguiente y última entrega.
XOXO,
que preciosidad